viernes, 31 de agosto de 2012

The way.

- Odio que esta sea la forma de demostrarte que te quiero. Hay demasiadas. - dijo, mirándome a los ojos.
Tragué saliva.
- ¿Cuál?
- Pasando contigo una semana en el hospital. Porque sé que no se lo contarás a nadie, y cuando pase, ya será demasiado tarde. No me gusta que yo sea la única persona en la que puedas apoyarte.
 Que sepas, que dejo que vomites, pero no me gusta, y sé que no puedo obligarte. Porque sé que lo de las muñecas lo veo, pero lo demás no sé cuando lo haces, y sólo me entero cuando me lo cuentas, y eso te lo agradezco mucho.
Es que... ¿cuál opinión sobre tu aspecto valoras más, la mía o la de los demás?
- Lo cierto es que siempre me han dado igual, no me afectan, tan sólo cómo me veo a mí misma.
-Pero es que cariño, no lo estás. Si te miras al espejo y te ves...gorda, no lo estás. Eso es un problema de aquí - Toca mi frente.

Heartless.

La volvió a mirar. Seguía allí, sin moverse, por supuesto. Le había inyectado un chute de sedante para que dejara de gritar, pero de todos modos se despertaría de un momento a otro.
Su pelo había perdido color, había perdido vida en las tres semanas que llevaba postrada en aquella camilla.
Sus constantes vitales flaqueaban cada dos por tres, y había estado a punto de perderla varias veces pero el hecho de tener conocimientos médicos y estar en un sótano le habían permitido mantenerla con vida.
Miró su cuerpo medio desnudo, tapado por una sábana. Las múltiples heridas creadas alrededor de las muñecas por intentar quitarse las correas que utilizaba de vez en cuando, las veces en las que no paraba de convulsionarse.
Suspiró. Si pensaba soltarse lo llevaba claro.
Le rozó la cara con las llemas de los dedos, con cuidado para no transmitirle tanto veneno como él desearía.
Observó, con una expresión neutra, cómo un rastro negro se iba creando a través del contacto, para después diluirse.
Escuchó cómo sus latidos empezaban a aumentar peligrosamente, y retiró la mano, cansado.
Fue a por los cables, como otras innumerables veces, y esperó a que dejara de latir para meterle la descarga.
Suspiró cuando volvió a vivir, y se sentó en una silla.
Algún día lograría tocarla sin temor a matarla, algún día.
- Lo que uno hace por amor - suspiró.

viernes, 24 de agosto de 2012

Nevermore.

Envío el mensaje, después de teclear y borrar, teclear y borrar sucesivamente hasta encontrar las palabras para intentar explicarte que todo había acabado y que nunca volverían aquellos "momentos" de tranquilidad que solíamos tener entre los dos.
Que estaba harta de que me gritaras y después te arrepintieras llorando de lo que me habías dicho, estando yo escondida en el fondo del armario.
Que me dolían tus golpes, los arañazos y los golpes contra la encimera.
Sigo recordando algunas duchas en las que la sangre era la protagonista, junto con la semana sin salir del dormitorio con el candado puesto y tus gritos golpeando la puerta, rebotando en mi cabeza.
Pero ahora pienso que todo ha acabado.
Incluso te visualizo gritando estupideces cuando leas mi mensaje.
Viendo las maletas, tus maletas en la entrada de nuestra casa, que ya nunca más será de los dos.
Incluso consigo esbozar una media sonrisa, un tanto macabra, cuando te oigo entrar por la puerta, cerrándola de golpe.
Cuando te acercas a mí.
Te agachas, dado que aún estoy sentada en el suelo, con el móvil entre las manos.
Y entonces cuando cierro los ojos, te oigo levantarte y marcharte.
Cuando los vuelvo a abrir, temblando de puro terror, simplemente consigo poner el brazo para detener el golpe que hace que mi cabeza reviente sobre la pared, y que te vea con motas negras de por medio.
Eso me hace sentir que nunca, nunca más podrás hacer que llore.
Por que yo he dado un paso, y tu has retrocedido dos.

martes, 7 de agosto de 2012

Paradoja.

Prólogo.

Estás destrozando tu vida. Lo sabes, pero no quieres reconocerlo.
Esa persona lo está destrozando todo. Te está destrozando.
Una vida cambia cada momento más rápido.
Cualquier cosa, que te lleve al pasado, déjala estar.
Te podrías dejar por los recuerdos... Posiblemente, los malos. Y te podría dejar atormentada para toda la vida. Así, que ya sabes. Tranquilízate, respira, y todo volverá a la normalidad.
Cierra los ojos. Piensa en él y todo irá bien. No lo dudes...
Por que él es tu enlace a la vida. Por que tú vives de sus risas, sus sonrisas y su forma de hablarte. Porque si le perdieras ya no serías tú.
Y si él te hiciera daño... Ya sabes, ahora las paradojas se llevan mucho.
Cuando él te daña... Sabes que puedes seguir viviendo.
Pero…
Si odias todo sobre él, ¿por qué le amas?
Ahora, te ha dejado. Has ido destrozando tu vida lentamente, haciendo daño a tus seres mas queridos. Y sabes que no te perdonaran, la mayoría. ¿Recuerdas cuando escribías en indeleble, pensando en que todo saldría perfecto? Ahora intentas borrarlo, y no puedes. Simplemente lo tachas pero sigue presente. Debajo de recuerdos agridulces…
Venga, deberías rasgar su foto de tu pared, rásgalo y quemarlo todo… Préndele fuego y vete lejos, porque ya no hay nada que decir.
Entonces, coge las cenizas del suelo y entierralo todo, solo para estar seguros.. de que nada mas queda de el.
Solo recuerdos Agridulces.
Recuerdos...
¿Sabes?, hablaremos en serio a partir de hora. Te estas jodiendo la vida, tu vida. Algo con lo que no deberías jugar.
No juegues con fuego, no te lo recomiendo. Las quemaduras podrían hacerte heridas muy graves… Peores que las que tienes ahora. Respira, venga, levántate y sigue caminando. Vuelve a ser la que eras, aunque dudo que algún día puedas volver a ser la que eras.
Recuerdalo, algunas cosas te dejan marca. Demasiadas.
Te lo advertí, y te remorderás interiormente. Ah, Erzebet. Eres estúpida.
Un día te caerás, y no te volverás a levantar.
Y, ya no hay buen samaritano que te ayude a recuperarte.
Te estas volviendo antisocial, cielo.
Fdo., tu conciencia.
 
Pasado.
Oye, Erzebet, me estás hartando. No se para que te advertí. No me has hecho caso. No te levantaste, se te esta pasando la oportunidad.
Va, no me hartes, o sabes que me iré. ¿Es lo que quieres, en serio? No me lo creo ni yo. Sin él no sabes vivir. Yo te mantengo viva. Yo te intentaba hablar para que resistieras. Cielo, ya esta. ¿Sabes? Ganaste. Me iré. Pero te quedaras tú sola. ¿Podrás resistirlo? Volverás a recordar los momentos que no desearías ni deberías recordar. Te caerá todo como una losa. Una maldición. Eso, y le recordaras a él.
Adiós, cuídate, o haz lo que te de la gana. Estás sola.
Fdo., tu conciencia.

Presente.

Temblé. A lo largo de todas estas semanas me he ido apartando de todo. Me he quedado sola. He apartado a mis amigos de un empujón. Creo… que no los voy a recuperar. Pero era hora de enfrentarme a esa persona que me había copiado, que había cortado mis hilos con la gente que me importaba. La que había hecho que rompiera con mi pareja.
Me levanté, y la miré con un cuchillo en las manos. La miré, desafiante, y ella me devolvió la mirada, con la misma expresión. Tragué saliva.
- Tú… Tú me has apartado de todo. Has hecho que rompiera con mi novio. Has hecho que odie a todo el mundo. Antes, eras mi amiga. ¿Por qué me has hecho esto? Te odio.
No me respondió, dijo la misma retahíla de palabras a la vez. Sonreí, ya que iba a acabar pronto, muy pronto. Me cambié el cuchillo de mano, ella me copió. Detestaba eso.
- ¿Sabes? Esto, se acabó. Para tí y para mí.
La miré mientras en un rápido movimiento me clavé el cuchillo en el pecho, boqueando, y soltando las lágrimas que había estado conteniendo durante toda la conversacion. La miré, ella también lloraba. Miré sus ojos, mis ojos, mirándonos mutuamente a través de un espejo, hasta que se me nubló la vista.

Por que… No hay nada peor que tener como enemigo a ti mismo. No hay nada, te lo aseguro.
 
 
 

 Relato propio, finalista del VI Concurso Literario "Los Mejores Relatos Breves Juveniles de la Provincia de Alicante 2011"