viernes, 12 de julio de 2013

Maybe.

No le importa dejar de ver lo que le viene por delante; que le impidan abrir los ojos.

Ante ella sólo obra la tranquilidad, la calma, el profundo suspiro ante la eternidad.

Toda ella es tormenta, partícipe de la gravedad.

Puede que sea un cúmulo de sentimientos lo que la ciegue, puede que por ello no le importe dejar de visualizar lo que está a metro y medio de sus pies.

Puede que sea el impulso de cerrar los ojos para poder sentir la calideza de sus latidos, y con el miedo de que dejen de sonar.

Puede que se contente con caminar al son de su corazón, y estremecerse ante el unísono.

Otherside.

Supongo que a veces todo se nos escapa de las manos, sin vuelta atrás.

Ya sólo nos queda dejarnos caer a través de las paredes para evitar pasar por el temido pasillo repleto de momentos atrapados en papel fotográfico.

Las otras opciones siempre son más dolorosas, pero a estas alturas, ¿qué no es doloroso ya?

Cuando no sabemos a dónde escapar solemos quedarnos estancados en el mismo sitio, como si esperásemos a que algún anzuelo nos enganche de lo poco que quedara de uno mismo; lo que no se hubiera consumido gracias a los golpes de las olas, afiladas como cuchillas; para sacarnos a flote.

Siempre estará el afamado juego de la ruleta rusa, y entrará la posibilidad de que toque la bala que nos devuelva al fondo del mar.

Hablemos de términos.

La típica pregunta de estos tiempos suele ser cuándo, dónde, con quién nos gustaría pasar nuestras vacaciones ideales.
Y es una cuestión demasiado simple, pero si lo pensamos bien, podría ser una de las decisiones más importantes de nuestra vida.
Porque unas vacaciones, pueden ser en cualquier sitio existente y dentro de los límites temporales.
Lo que depende de que se le añada el término "ideal" es el "con quién".
Todos, en el más profundo recoveco de nuestro interior, aunque no lo sepamos y sea un pensamiento latente, siempre estará esa persona.

Será aquel que nos llegue al corazón, con el que el simple hecho de respirar a su lado nos remueva por dentro.

Se consigue fácilmente el término ideal, si en cualquier momento se marca un antes y un después.

Ningún sitio sería el inadecuado para pasarlo contigo; la simple sensación saber que estarás ahí borraría cualquier imprevisto.