sábado, 7 de diciembre de 2013

Hello, dark wind.

Suspiros espesos como una noche sumergida en niebla. 

Sentir cómo el más mínimo elogio, reconocimiento, valoración, hace que se te salten las lágrimas.

Y recaer. Te lo dicen, te lo restriegan, te lo repiten una y otra vez. Asentir una y otra vez hasta que te den calambres.

No entender su incomprensión, sollozar cada vez que meten el dedo en la herida.

Volver a la rutina de la mirada perdida, de las preguntas retóricas y de zarandeos que astillan huesos.

Y un día, oscuro como los demás, aparezca quien pueda tener la infinita paciencia de gastar su tiempo en recoger trozos, limpiarlos, volverlos a soldar.

Una tarea ardua, lenta, pesada, pero que no le importe.

Que marque un antes y un después.

Beautiful Christmas.

Recuerdo la época con olor a jengibre.

Donde todo rezumaba felicidad y dulzor.

¿Dónde ha quedado todo aquello?
¿Tan cruel y despiadado eres, tiempo, que me arrebataste todo lo que ahora anhelo?

Me lo arrebataste todo, ¿ y qué me has dejado? ¿Violencia? ¿Avaricia? ¿Desesperación?

Parece que el arrancarme de mis raíces te supo a poco, querido, y ¿Ahora qué?  No me queda nada más que... consumirme.

Recuerdo el momento en el que sólo su caída de ojos me hacía bombear de nuevo mi maltrecho corazón.

Y me la arrebataste, querido amigo, ¡me arrebataste lo único que quise en vida!

¿Cuándo pedí yo estar pendiente de ridículas pastillas que me mantenían en vida aún queriendo dejarla atrás?

Yo... sólo quería volver a verla sonreír una vez más. Volver a esa burbuja de sonrisas y risas cantarinas.

Llévame contigo, querida amiga.

Behind the sky.

Suele desgarrar. Corroe hasta que se te olvida la razón, de cómo levantarte, de cómo volver a sonreír.

¿Qué es sino la extinción de un fuego fatuo?

Cuando la más tímida caricia producida por tu propia respiración te haga volver a llorar océanos, inmersos en recuerdos manchados de gritos y dolor.

Algún día nos someteremos a las corrientes de silenciosas mareas, y nos adormeceremos lentamente ante la falta de lucidez.

Y todo lo provocaremos nosotros, en un continuo silencio.